En un contexto internacional marcado por tensiones comerciales, alzas arancelarias en Estados Unidos y una economía global que pierde velocidad, China emerge como el principal factor de dinamismo para las exportaciones latinoamericanas.
Según el informe Perspectivas del Comercio Internacional de América Latina y el Caribe 2025 de la CEPAL, las ventas hacia el gigante asiático crecerán 7%, convirtiéndolo en el socio extrarregional con mayor impulso para la región.
Este desempeño contrasta con la desaceleración de otros mercados y profundiza un patrón que se ha consolidado durante la última década: China se convierte no solo en destino prioritario para commodities, sino también en un eje geopolítico determinante para las economías del sur global.
¿Por qué China será el motor comercial de la región?
El crecimiento proyectado del 7% se explica por tres factores estructurales que afectan directamente a la canasta exportadora latinoamericana:
1. Demanda creciente de alimentos estratégicos: soja y carne
China mantiene un incremento sostenido en su demanda de soja, derivados oleaginosos y carne bovina, productos donde Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay tienen participación relevante.
Los precios agrícolas también muestran un desempeño positivo: el informe confirma un aumento interanual del 4,8% en productos agrícolas y agropecuarios entre enero y agosto de 2025.
2. Precios al alza en minerales clave
El cobre continúa siendo uno de los pilares de la relación comercial con China. Su precio ha subido impulsado por:
- la recuperación industrial china,
- la transición energética global,
- y factores geopolíticos que encarecen los metales estratégicos.
Los minerales y metales registraron un crecimiento de precios del 8,4% en el periodo analizado, con fuertes alzas en oro, plata y estaño.
3. China gana peso en un contexto de reconfiguración global
A medida que Estados Unidos incrementa sus aranceles —que alcanzaron 17,4% en septiembre de 2025, el nivel más alto desde 1935—, las cadenas globales de valor se están reorganizando y fortaleciendo vínculos con Asia.
China, el sudeste asiático y la India actúan como polos alternativos para la manufactura y la provisión de bienes intermedios. En ese reacomodo, América Latina encuentra oportunidades, especialmente en sectores agrícolas, mineros y agroindustriales.
El comercio intrarregional se estanca
Mientras las exportaciones hacia China ganan dinamismo, el comercio entre países latinoamericanos se enfría. La CEPAL proyecta que el comercio intrarregional solo crecerá 1%, después de una caída del 3% durante el primer semestre de 2024.
El coeficiente de integración comercial —que mide qué proporción de las exportaciones se vende dentro de la propia región— se reducirá del 14% al 13%, uno de los niveles más bajos a nivel mundial.
Esta tendencia refleja:
- baja diversificación productiva,
- escasa complementariedad industrial,
- barreras logísticas persistentes,
- y limitada articulación de cadenas de valor regionales.
En otras palabras: la región depende cada vez más de mercados extrarregionales, y especialmente de dos actores principales: China y Estados Unidos.
Oportunidades y riesgos para América Latina
El fortalecimiento de la relación comercial con China abre oportunidades claras, pero también plantea desafíos sistémicos.
Oportunidades inmediatas
- Mayor demanda estable en sectores donde la región posee ventajas comparativas.
- Posibilidad de firmar nuevos acuerdos comerciales o modernizar los existentes.
- Atracción de inversión china vinculada a energía, minería, logística y transporte.
Riesgos estructurales
- Profundización del modelo primario-exportador.
- Vulnerabilidad a precios internacionales y shocks geopolíticos.
- Desplazamiento de industrias locales en sectores estratégicos.
- Mayor dependencia de un solo mercado en detrimento de la integración regional.
Diversificar para no depender
El documento de la CEPAL es claro: el impulso chino será determinante en 2025, pero la región no puede seguir hipotecando su crecimiento a mercados externos. Para elevar competitividad y reducir vulnerabilidad, es necesario:
- fortalecer la integración intrarregional,
- mejorar infraestructura logística,
- impulsar cadenas de valor en agricultura, manufactura y servicios modernos,
- invertir en tecnología y capital humano,
- y diseñar políticas industriales orientadas a la diversificación.
Mientras China continuará siendo un actor clave, América Latina enfrenta la oportunidad —y responsabilidad— de construir una estrategia propia.
